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Director de Levante-EMV

La fe de errores de Sánchez

Sánchez pide perdón desde Ferraz porque estaba convencido de la integridad de Cerdán. / Efe/D.G.

La victimista autocrítica de Sánchez no sirve a estas alturas del partido, porque el perdón es una indulgencia que necesita de un verdadero propósito de enmienda. La consternación gestual de apenado es insuficiente. Una auditoría externa ahora de las cuentas del PSOE y una remodelación del núcleo duro de Ferraz como únicas soluciones de emergencia significa no entender nada de la transcendencia de lo sucedido y asumido, pues hasta hace unos días ponía la mano en el fuego por Santos Cerdán, al que conocía desde hace once años. A cualquiera le puede traicionar un estrecho colaborador, pero si después de dos lustros no se ha sospechado nada y resulta que es el segundo de su entorno que le llevó a la Moncloa salpicado por corrupción, se acabó el crédito para elegir servidores públicos. Su tiempo político está caducado.

Sánchez debe explicar también por qué siguió confiando en Cerdán cuando destituyó a Ábalos, cuando todos sabían en el PSOE que era incapaz de tomar una decisión sin consultar al valenciano. A lo mejor era porque le servía ese perfil de recadero fiel que exhibía el socialista navarro, ideal para intervenir las federaciones del partido a su antojo, en especial la valenciana, o de paloma mensajera en Waterloo. El cobro de comisiones por la concesión de contratos de obras públicas es un desprestigio para cualquier Gobierno, y letal para el de Sánchez y su partido, al que arrastra también a sus socios de investidura, cómplices para mantener una legislatura camino de un final abrupto. Compromís, por referirse a los votos valencianos, queda a la intemperie sin ningún argumento razonable para mantener el apoyo a Sánchez. Una decadencia que aumenta la desafección.

Minutos después de comparecer apocado en Ferraz, Sánchez acudió al acto de conmemoración de los 40 años de la entrada de España en la antigua Comunidad Económica Europea en el Palacio Real. En Europa, cualquier líder político asediado por la corrupción de sus asesores más cercanos hubiera dimitido y convocado elecciones anticipadas.