Innovación musical

El Sónar +D reivindica el uso de la inteligencia artificial como oportunidad para la música

En su primera jornada, el congreso de innovación tecnológica asociado al Sónar ha debatido el creciente impacto de la tecnología en la creación musical

Suite de realidad virtual para 'disc-jockeys', en Sónar +D.

Suite de realidad virtual para 'disc-jockeys', en Sónar +D. / Jordi Otix

Carles Planas Bou

Carles Planas Bou

Barcelona

La música generativa no es nueva. Ya en 1978, el célebre pionero musical Brian Eno superpuso bucles de cintas de audio para alumbrar el innovador álbum 'Music for Airports', obra maestra del género ambient. Sin embargo, la irrupción de nuevas aplicaciones de inteligencia artificial de fácil ha permitido que cada semana se generen millones de canciones sintéticas. ¿Que todo el mundo pueda 'crear' a golpe de clic eclipsará a los artistas tradicionales o impulsará la innovación musical? ¿Será entretenimiento efímero o una tendencia que cambiará la industria? Estas son algunas de las muchas preguntas —por ahora, sin una respuesta clara— que se han abordado en la primera jornada del Sónar +D, el congreso de innovación tecnológica que desde el 2013 se integra en el festival de música avanzada Sónar y que se celebrará en Barcelona durante los próximos dos días.

Hasta la fecha, la reacción cultural más extendida ante la popularización de la IA ha sido de rechazo. Se está viendo en la literatura, en el cine y también en la música. Ese repudio se debe, en gran medida, al temor a que una máquina pueda reemplazar al artista y a la explotación ilegal de sus obras sin permiso ni compensación alguna. Las mayores compañías discográficas del mundo demandaron el año pasado a las plataformas de 'software' Suno y Udio por violar los derechos de autor de sus artistas para "escupir" melodías similares a las suyas.

La IA como oportunidad musical

Sin embargo, en el Sónar +D se aboga por experimentar con la IA para descubrir sonidos únicos y dar forma a nuevos géneros musicales. "Es increíble cuando utilizas un sintetizador para crear un sonido que no se puede imaginar", ha explicado la artista e investigadora Marije Baalman en una de las primeras charlas del día.

Y es que, más allá de los programas que automatizan la generación de música a través de peticiones de texto, cada vez más artistas acuden a esta tecnología para ayudar en su proceso de composición musical, diseño de sonido o traducción. "Rechazo pensar que la IA solo servirá para producir música mala más rápido", ha reivindicado Jordi Pons, doctorado en tecnología musical por la Universitat Pompeu Fabra e investigador de Stability AI, empresa líder mundial en música generativa.

"Nos centramos en usos aburridos de la IA cuando hay muchas cosas interesantes que están pasando en la escena 'underground'". Pons se refiere a proyectos como 'Kunst Kaputt' (Arte muerto, en alemán), un álbum colaborativo de IA generativa creado por la artista interdisciplinar SENAIDA que permite a los s 'remixear' sus canciones, publicarlas y compartir el dinero que generen como 'performance' para denunciar que el actual sistema de música en 'streaming' está "roto".

Experimentación más allá de la música

En el Sónar +D se han podido testar herramientas musicales como las desarrolladas por Google DeepMind, el laboratorio de IA más influyente del mundo. Sin embargo, y aunque la música es su centro de gravedad, el congreso va más allá para explorar la innovación en otras disciplinas que van de la biología a la reflexión antropológica. Su apuesta por la tecnología punta, el pensamiento radical y la investigación de vanguardia se ha materializado por tercer año consecutivo en Project Area, una exposición interactiva y sin límites por la que han desfilado más de 70 proyectos variopintos.

En este espacio hemos podido ver videojuegos que giran sobre el cuidado en plena sociedad del cansacio —como la ha descrito el filósofo alemán Byung-Chul Han—, esculturas hechas con basura electrónica, camisetas diseñadas para anular los sistemas de videovigilancia o un 'spa' simbiótico que recicla el sudor extraído de un 'peeling' facial para mantener una piscina que alberga colonias de organismos microscópicos.

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