Opinión
Puig va con todas las naves
El aluvión de anuncios a dos meses de elecciones denota que el jefe del Consell ha decidido comprometer ahora todas las inversiones que se puedan, que va con todo y habrá que discriminar luego entre lo urgente y lo aplazable, que va a pelear hasta el último voto después de ocho años y no va a regalar nada a Mazón

Presentación del bono para la cesta de la compra. / Levante-EMV
Ha llegado ese tiempo próximo a elecciones en que no hay día sin magno anuncio. El futuro es un lienzo blanco e infinito. Ayer mismo, Ximo Puig se marcó tres (y potentes) anuncios en algo menos de cinco horas: avances en la prolongación del metro y el tranvía en València, el bono de alimentación y la ampliación de la Ciutat de les Arts i les Ciències. Y venimos de unos días en que se han anunciado hospitales nuevos en Castelló y València y una segunda Ciudad de la Justicia.
Lo primero, este aluvión de proyectos a dos meses de elecciones denota que Presidència ha decidido comprometer ahora todas las inversiones que se puedan. En el Consell cuentan con que tras cada proceso electoral hay un parón ejecutivo. Y hay que tener en cuenta que para este año estos planes no supondrán un gasto excesivo al tratarse algunos de redacciones de proyectos. Condicionan el presupuesto de los próximos años, sí, pero siempre que la izquierda gane; si no, habrá que ver qué decide mantener un hipotético nuevo Gobierno. Pero de momento, la consigna es gastar todo lo posible, que no quede ni un euro sin asignar y discriminar bien entre lo importante y lo que deberá ser aplazado.
Esta decisión indica además que existe tensión política, que la situación electoral está ajustada y que el ala oeste del Palau de la Generalitat quiere pelear hasta el último voto, intentar no dejar nada fácil a los candidatos de la derecha.
Yendo a lo concreto, el último anuncio, el de la ampliación de la Ciutat de les Arts i les Ciències, tiene el valor (limitado) de una declaración de intenciones, pues no hay fechas y se trata del encargo de un concurso de ideas para ver qué se puede hacer sobre ciencia y tecnología en la parcela del complejo que queda por urbanizar, que aglutina una alta edificabilidad. No es ni un castillo en el aire, sino la voluntad del un tal castillo, sin la seguridad siquiera de si será un castillo o un rascacielos. Pero si se observa la hemeroteca, no es que sea tan extraño en este espacio icónico hoy. Eduardo Zaplana inauguró el Museo de Ciencias en marzo de 1999, poco antes de las elecciones en las que arrasaría por primera vez, pero inauguró por decir algo, porque el museo tardaría casi dos años en abrir sus puertas. Así son las precampañas.
No obstante, el anuncio más consistente de Puig hasta la fecha es el bono de alimentación para familias con pocos recursos. Es una ayuda pequeña (90 euros), imperfecta (no se puede delimitar qué se compra), pero Puig ha conseguido una solución a un asunto delicado, en el que llevaba meses, algo que ninguna otra autonomía ha conseguido hasta la fecha. Solo es comparable al cheque de 200 euros del Gobierno. Y lo hace con acuerdo con el comercio. Sigue el modelo de la rebaja fiscal, intentando marcar el camino.
En la dirección del PSPV tienen claro desde hace meses que el estado interior de las neveras va a ser fundamental a la hora de ir a votar y la inflación no da visos de aflojar, así que no les van a poder acusar al menos de haberse quedado inmóviles. Puig, como en la reforma de impuestos, se lo vuelve a poner difícil al candidato Mazón. Las urnas dirán en su momento, pero fácil no lo va a tener.
Lo de Feijóo y las sumas a la izquierda
En las otras aceras, la incógnita que empezará a resolverse este domingo es la relación a tres bandas entre Podem, Esquerra Unida y Compromís. La pieza clave es Sumar, lo que vaya a hacer Yolanda Díaz en las autonómicas, si le permiten el poliamor (electoral) con Héctor Illueca y Joan Baldoví o la obligan a elegir. Compromís tiene un papel pasivo por ahora. Ya llegarán las generales.
Mientras tanto, el efecto Feijóo se relaja a fuerza de errores. Sobre Francia y las pensiones, el mensaje subliminal que uno lee en el líder del PP es que lo que le gustaría son las protestas de Francia. No es de extrañar, porque el PP contaba con un escenario de enfrentamiento entre el Gobierno de Sánchez y Bruselas por las pensiones y no se ha dado. Puede que el proyecto de reforma no sea todo lo claro que debería, pero ha satisfecho a sus 'majestades' de las instituciones comunitarias. Así que ni eso, ni tensión en la calle contra el Ejecutivo.
¿Es una evidencia más de que el ruido es sobre todo político y mediático o de que esta es una sociedad anestesiada? La respuesta contiene una confesión ideológica. Toda una autodefinición.
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