Postales

La ilustración valenciana se sienta en la barra del bar

Gastronomía e ilustración se dan la mano en Barecito, que ha iniciado una serie de colaboraciones anuales con artistas locales que representen la actitud mediterránea que se propicia en los bares. África Pitarch ha sido la primera en darle forma con una postal gratuita a modo de 'souvenir'

La ilustración de África Pitarch en las postales de Barecito.

La ilustración de África Pitarch en las postales de Barecito. / L-EMV

Amparo Soria

Amparo Soria

Valencia

Qué duda cabe que la gastronomía ha entrado a formar parte del Olimpo de las artes. Su influencia en la sociedad, su capacidad de sorprender, de innovar, de crear corrientes, de destruir otras y todas esas características más asociadas a disciplinas humanísticas que en pleno 2025, ha hecho propias la restauración. En una de sus disciplinas, la de la gastronomía local, sencilla y tradicional, se ha posicionado Barecito, que ha dado un paso más al tender su mano a ilustradoras locales para que plasmen su ‘savoir faire’ sobre un formato del imaginario colectivo: las postales. Ahí interviene África Pitarch, que inicia el listado de colaboraciones entre gastronomía e ilustración. Ha representado con su particular estilo una de las actitudes más mediterráneas, la de sentarse en una barra de bar y charlar, reír, comer y pasar un buen rato. 

Ese descanso tan propio de nuestra cultura ha quedado plasmado en la primera de las postales que lanza Barecito. La idea es que los clientes se sientan libres de coger una y guardarla como recuerdo o, mejor aún, enviarla a cualquier parte del mundo como un souvenir de ese momento relajado, distendido, tanto si forma parte de unas vacaciones como si solo es un encuentro con un ser querido. Para Pitarch hay una palabra que le inspiró, la del barullo bien entendido, en su acepción literal, por la formas parte de un entorno con muchas interacciones, «donde la vida fluye y tú fluyes con ella». «Me gustó mucho la barra central del local, que es donde se generan las conversaciones. Imaginé a grupos de personas hablando entre ellos, cada uno a lo suyo, a una turista que se había quemado por el sol, a dos amigas haciéndose confesiones, a los camareros sonrientes llevando y trayendo bebidas y tapas», explica la ilustradora. 

La ilustración de África Pitarch en Barecito en el totem de entrada al local.

La ilustración de África Pitarch en Barecito en el totem de entrada al local. / L-EMV

Todo eso ha quedado plasmado en una postal que ya está disponible en la entrada del local y donde abundan las formas, los volúmenes y los colores característicos de la obra de Pitarch. «Ese barullo que quería representar lo hice con una paleta de colores muy definida, no es extensa, y juego con esos colores para que los personajes destaquen», explica sobre su colaboración. 

Exportar el concepto de ciudad

En este sentido, en Barecito explican que siempre tuvieron claro que querían colaborar con ilustradoras locales que pudieran exportar el concepto del local más allá de la ciudad. Está ubicado en pleno centro de València, junto a la Plaza del Ayuntamiento, la meca de las tiendas de souvenirs. ¿Por qué no crear uno? «Lo teníamos claro, queríamos ofrecer algo pequeño pero especial y pensamos en esas cenas con amigos, las buenas noticias contadas en la barra y en esa idea de que alguien pueda enviar postales desde un taburete hacia cualquier parte del mundo», señalan. 

Así, no dudaron en que la primera colaboración fuera la de África Pitarch. «La conocemos, seguimos su trabajo desde hace tiempo y, como amantes del diseño que somos en Grupo Gastroadictos, fue un lujo que nos dijera que sí porque sabíamos que podría representar esa esencia mediterránea muy única», señalan. Las postales estarán disponibles durante unas semanas y la compañía ya piensa en la próxima ilustradora que plasme también este estilo de vida tan propio. 

Tal como recuerdan, Pitarch ha trabajado para medios y marcas internacionales como Vogue y GQ, «y para nosotros era importante que pudiera mirar Barecito desde su mundo y traducirlo a un lenguaje visual, como ha hecho y que nos vuelve locos». 

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